Trastorno Disociativo de Identidad (TDI/DID) en los k-dramas del 2015 (En 7 PARTE) -I PARTE-


PRIMERA PARTE: Presentando el TDI (o DID) ¿a la conquista de la escena?

Dedicar la primera entrada de PsicoTemas, al Trastorno Disociativo de Identidad (TDI, en inglés DID) es una obligación para mí. Le debo al drama «Mátame, Sáname», Kill me Heal me (MBC, 2015) y a su extraordinaria representación de este trastorno, el impulso definitivo para abrir La Clínica del Drama. Tomando en cuenta, que Hyde, Jekyll and Me (SBS, 2015), nos presenta también un protagonista diagnosticado con TDI/DID, el tema estaba servido, solo teníamos que mirar dentro de él.

kimhm-did-I-1Kill Me Heal Me, (MBC, 2015) y Hyde, Jekyll, me (SBS,2015) contienen un personaje diagnosticado con DID, pero no son los únicos doramas que han abordado temas psiquiátricos o neurológicos.

Mas, ¿qué puede suscitar ese interés “repentino” y recurrente en los dramas coreanos de 2015? Una mirada rápida al estado del arte del tema nos permite suponer estas razones que comparto a continuación:

  • Primero: No hay duda alguna que esta entidad, la única patología que se expresa al nivel más alto y complejo de la disociación estructural de la personalidad, es una fuente poderosa de conflictos dramáticos. La búsqueda de temas de contenido psicológico cada vez más complejos e impactantes para el espectador de los dramas, y no solo dentro de aquellos de contenido médico, se ha venido profundizando hasta los más recientes títulos.

kimhm-did-I-2Estos dos dramas: «It´s Ok that´s Love » (SBS, 2014), y «The girl who can see the smells» (SBS,2015), constituyen dos ejemplos recientes de esta tendencia.

  • Segundo: el reconocimiento clínico que se ha alcanzado en los últimos años para el DID después de muchas décadas de silencio, malentendidos y descrédito, incluso por parte de la comunidad médica. Hoy cuenta con una mayor precisión, aunque insuficiente aún, en su diagnóstico y terapéutica. La aceptación de la disociación como un proceso patológico real se debe, entre otros factores, a las batallas del movimiento feminista en los años 70 por el reconocimiento del abuso sexual y el maltrato infantil como estigmas de la sociedad. Por otro lado, investigaciones como las contenidas en el libro El extraño en el espejo: disociación, la epidemia oculta, de M. Steinberg y M. Schnall (2001), revelaron que los trastornos disociativos habían sido históricamente mal y sub diagnosticados, por lo que su frecuencia es más alta de lo que se estimaba y mucho menos determinada por la cultura occidental, como se sugirió por un tiempo.

kimhm-did-I-3Entre el 2000 y el 2014 se han publicado o reeditado libros que recogen numerosos estudios y experiencias clínicas sobre los trastornos disociativos y en particular del DID.

  • Tercero: muy vinculados con lo anterior, son los aportes validadores de la neuroimagenología: fMRI, PET y SPET, al observar el funcionamiento cerebral de los pacientes con DID. Estos estudios han revelado diferencias en el procesamiento de memoria y el pensamiento entre las distintas partes disociadas, la presencia de modificaciones físicas en estructuras cerebrales como la amígdala y el hipocampo con respecto a la persona sana, y han captado el momento de alternancia (switch) entre las partes distintas, ANP o alters. Esta documentación de sus bases neurobiológicas ha venido a “legitimar”, con poco margen para las dudas, su existencia.

kimhm-did-I-4Los estudios imagenológicos del DID han aportado evidencias sobre los sustratos neurobiológicos de este trastorno y su funcionamiento.

  • Cuarto: podría resultar una respuesta desde el Arte, como una metáfora de la disociación social en la vida contemporánea (una idea ya presente desde la modernidad en autores como Kafka y Hesse). Ante la cantidad de funciones y “aplicaciones” con las que el individuo interactúa cotidianamente, creando imágenes y perfiles diferentes frente a cada exigencia laboral, social, familiar y personal, el ser humano se relega a sí mismo en virtud de la imagen socialmente esperada, estableciendo fronteras de tiempo y espacio entre sus experiencias.

“Somos pluralidad, discontinuidad, dispersión, fragmento, y una filosofía auténticamente comprometida con el presente no puede sino caracterizar esa situación con el término complejidad.”

Jiménez, “La vida como azar. Complejidad de lo Moderno”(1989)

En todo caso, tengamos claro que, aunque el DID cumple con una serie de rasgos clínicos que son caldo de cultivo para múltiples situaciones dramáticas, no es una ficción, no es una metáfora audiovisual, ni una convención etimológica.

kimhm-did-I-5Art by Rachel Elise ’10. Fuente: (http://www.towson.edu).

La validez clínica e intención con la que el DID ha sido tratado en Kill Me Heal Me (KMHM) y Hyde, Jekyll, Me (HJM), varían sustancialmente. Lo más relevante de estas dos series del 2015 puede ser que han hecho más visible la existencia de esta patología, más allá de las más populares visiones vinculadas al thriller o la comedia con lo que la filmografía occidental ha abordado el tema con mayor o menor éxito; y sobre todo la oportunidad de sensibilizar a las audiencias sobre la más reconocida de sus terribles causas.

Les invito, pues, a realizar una mirada a estas series, y en especial a KMHM, desde el punto de vista de PsicoTemas.

Continúa en la II Parte>>>

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