La amenaza de tsunami que fue solo una atractiva marejada.
En los tempranos 2000 llegaron a Cuba la película animada «Wonderful Day» (a.k.a «Sky Blue», 2003); los filmes “Natural City” (2003), “2009: Lost Memories” (2002) y “Heaven’s Soldiers” (2005); y junto con la antología The Animatrix, el capítulo 8, “Matriculated” (2003), el único dirigido por un director de origen coreano y que resultó el favorito de muchos de los escritores de CF y aficionados al género en la isla. Aunque no tuvieron un estreno oficial en el país, los fans los copiabamos en memorias flash y veíamos en eventos del género.
Entonces creímos que se nos venía encima una ola (no exactamente de kpop y series de romance) de filmes de anticipación producidos en el sur de esta península. Y se nos hizo agua la boca… (no “agua lunar”, obviamente), que nos tragamos mas tarde, sedientos de lo que nunca llegó.

Pero, la CF coreana no despegó lo suficiente para alcanzar a Occidente con el impacto que tuvieron esos primeros años del siglo. Su presencia ha sido esporádica dentro de una prolífera filmografía, en un país que se ubica como el cuarto del planeta en producción cinematográfica nacional (más de 500 películas anuales) y también en la pequeña pantalla (donde se estrenan un promedio de unas 150 producciones serializadas al año). Aunque lo fantástico nunca ha estado ausente del panorama audiovisual coreano, la ciencia ficción sí que fue tratada, por varios años, como telonera.
Cuando se ha abordado en dramas como: “My Love from the stars” (SBS, 2012) “I am not a Robot.” (MBC, 2017); “Are you Human Too?” (KBS2, 2018) o “My Holo Love” (Netflix, 2020), el tratamiento del género se diluye en la historia romántica. El romance es un género altamente hibridable, y no tendría por qué dejar fuera a la CF como una de sus fuentes de contextos para la historia de amor: alienígenas, IA, robots y holografías… todos bienvenidos. No hay nada de malo en ello. Isaac Asimov no hubiera escrito «Satisfaction Guaranteed» (1951) o Lester del Rey, «Helen O’loy»(1983), por citar dos textos de clásicos de CF, que no pueden resultar más románticos.

Su prevalencia en la mixtura de géneros es más obvia en los thriller de investigación policial. Los viajes temporales, mezclado o no, con universos paralelos, parecen ser el tópico más explorado pero sin profundizar demasiado a sus mecanismos. Ejemplos, anteriores al 2020, tenemos en “Nine, nine-time travels” (TvN, 2013), “Signal” (TvN,2016), “Circle: Two Worlds Connected” (tvN, 2017), “Tomorrow with You” (TvN, 2017) y “Tunel” (OCN, 2017).

Hemos visto sobre inteligencia artificial y realidades virtuales (“I am” (Naver TV, 2017), “Memory of Alhambra” (TvN 2018)), catastrofismos (en filmes como “Tidal Wave” ( a.k.a «Haeundae», 2009), “The Virus» (a.k.a «Flu», 2013), «Pandora» (2016)) y mundos distópicos como los mencionados en “2009: Lost Memories” y “Wonderful days”; y en el trabajo de Bong Joon-ho, el multipremiado director de «Parasite»(2019), y también del postapocalíptico «Snowpierce» (2013), de «The Host» (2007) y de «Okja» (2017).

En el 2012, un filme ómnibus, “Doomsday Book”, realizado por Kim Jee-woon y Yim Pil-sung, formado por 3 historias (“Brave New World”, “Creation of Heaven” y “Happy Birthday”) aborda preocupaciones sobre el sentido y futuro del ser humano como especie. Sin embargo, tampoco en este año, donde todos los filmes catastrofistas se pusieron de moda, esta obra consiguió prender una tendencia hacia la CF. El director Kim volvería en el 2018 al género con “Illang: The Wolf Brigade”, adaptación de un anime nipón, una distopía a lo «Ghost in the Shell», con resultados bastante tibios.

En el 2016, el conocido blockbuster de Yeon Sang-ho, “Train to Busan”, retomaría el tema del apocalipsis zombi presente en la primera de las 3 historias de “Doomsday Book”, a partir del universo creado en «Seoul Station» (2016) y lo continuaría en 2020 con “Península”.

Producciones de corte fantástico como «Along with the Gods: Two Worlds» (2017), y «Along with the Gods: Last 49 Days» (2018), y la serie «The School Nurse Files» (Netflix, 2020), también han ido allanando el terreno en el orden productivo y haciendo visible rostros nacionales para los fandoms de las ficciones de irrealidad fuera del país. Estos construyen un imaginario muy original y autóctono, que se nutre de novelas juveniles, manhwas, y webtoons fantásticos, una fuente inagotable de historias a la que los realizadores surcoreanos acuden cada día con mayor avidez.

2020, regresan las memorias perdidas de la cf coreana.
Más de 15 años después de «Wonderful days», los realizadores coreanos están finalmente sosteniendo la mirada hacia la CF. Capacidad productiva, tecnología de punta, y un escenario social con muchísimas interrogantes que involucran problemas relacionados con el uso y perspectiva de la ciencia, son caldo de cultivo para las historias de anticipación.
En el 2020, la cadena pública MBC lanza una antología de historias con una marcado tinte New Wave: la ola de ciencia ficción de corte más social y humanista que se extendió entre los 60, 70 y hizo su rompiente en los muy tempranos 80’s, con la estética más socorrida luego por el cine: el Ciberpunk.

A pesar de los buenos actores involucrados, SF8 no tuvo mucha aceptación ni dentro ni fuera del país. Quizás porque, aun cuando extrapolaba temas peliagudos del presente (¿de qué otra cosa va la cf si no?), su abordaje tanto narrativo como en la puesta fue menos logrado al compararla con sus mismos productos en otros géneros.
No obstante, el país parecía decido a conquistar el tiempo perdido, recorriendo en dos años un centenario de evolución del género. Entre el 2020 y el 2021 hemos tenido muchas más series que coquetean entre el tecnothriller, el horror cósmico, el biopunk, el ciberpunk, y distopías post catastrofistas. Produjeron varios títulos que, sin alcanzar grandes audiencias, llegaron incluso desde y a Netflix: «Search» (OCN, 2020); “Kairos” (MBC, 2020); “Train” (OCN, 2020); «Times» (OCN, 2020) y “Alice” (SBS, 2020); “Sisyphus: The Myth” (Jtbc, 2021), “Mouse” (TvN, 2021), “L.U.C.A.: The Beginning” (TvN, 2021), “Dark Hole” (OCN, 2021), «The Devil Judge» (TvN, 2021) y más recientemente Hellbound (Netflix, 2021) y “Dr. Brain” (Apple Tv, 2021).


En el cine, además de “Península”, en el 2020 se estrena otro apocalipsis zombi: “Alive” (dirigida por Il Cho) y un nuevo thriller de tiempos alterados/cruzados: “The Call” (de Chung-Hyun Lee). Ambas co-protagonizadas por Park Shin Hye, quien haría su cuarta aparición en una producción de corte fantástico al hilo: la primera en «Memories of Alhambra» (TvN, 2018), la más reciente en «Sisyphus: the Myth» (Jtbc, 2021).

Esperada y postergada desde el 2020, el 2021 inició aplaudiendo la emisión en Netflix de “Space Sweeper”, una space opera al estilo de las escritas en los 80’s y tempranos 90’s -y yo añadiría a lo “Firefly” (2002)-, que reunió un elenco internacional encabezado por dos reconocidos actores a nivel mundial: Song Jong-Ki («Descendants of the Sun», «A Werewolf boy», «Vincenzo«) y Kim Tae-Ri («The Handmaiden», «Mr. Sunshine«), dirigido por Jo Sung-hee. Fue un tanteo muy interesante, un aire fresco para el género y la plataforma de streaming, demostrando que tanto en cinematografía, como en efectos especiales y guion están alistándose para retos mayores.

Y para cerrar el año, llega “The Silent Sea”. Viene precedida por exitazos coreanos en Netflix centrados en el horror mezclado con otros géneros, poniéndole la parada mucho más alta de lo que hubiera sido, si se hubiera estrenado apenas un año antes. “Kingdom”, “Sweet Home”, “Hellbound” y el reventón del streaming “Squid Game”, desarrollaron una expectativa muy alta para este primer drama espacial coreano. A lo que se suma la presencia de un elenco de lujo, ampliamente testado a nivel internacional, encabezados por Gong Yoo («Train to Busan», «Squid Game», «Goblin«) y Bae Donna («Sense8», «Cloud Atlas», «The Host»), la actriz coreana más conocida por los seguidores de la cf a nivel internacional.
También es cierto que, sin este revuelo previo, podría haber pasado inadvertida como tantos buenos kdramas anteriores. Pero, “The Silent Sea”, basada en un filme corto homónimo del 2014 del mismo director Choi Hang Yong, viene a cerrar el 2021 mostrado la evolución que, a pasos de gigantes, han dado los coreanos en el género en muy poco tiempo.

The Silent Sea: nos “lanzamos con el cohete andando”.
En Cuba “tirarse con la ‘guagua’ (ómnibus) andando” es una expresión que significa arriesgarse a lo que venga, no pensarlo tanto e ir por tu oportunidad.
Lo primero que me ha sorprendido de esta propuesta es su intento obvio de abordar la historia en clave de hard science fiction. Y es porque la ciencia ficción dura, la vertiente más apegada a los principios de la ciencia -como la conocemos hoy-, enfocada en buscar hipótesis plausibles y en entretener a partir de la curiosidad intelectual -más aún si se desarrolla en un ambiente espacial-, no es muy bien acogida por las series de televisión.
Tenemos “2001: una odisea del espacio”, “Sunshine”, “Gattaca”, “Contact”, “The Martian”, tenemos Solaris (la de Talkovski, de 1972), “The Arrival”, “Interstellar” y “Stowaway”. Todos largometrajes. Pensadas para una pantalla de cine, esperando que no todo el mundo consuma tales densidades técnicas. Es la serie “The Expanse” (2015-) la que, tal vez, podría sacar la cara por la pantalla chica. Sin embargo, incluso las más fieles al rigor científico tienen que sacrificar ciertas reglas en función de la visualidad y la posibilidad real del actor/actriz de simular, en gravedad terrestre, otro ambiente gravitatorio.

Los realizadores coreanos se declaran grandes asimiladores de los éxitos de occidente, reelaborándolos y devolviéndolos con su propio sello. La CF no tendría por qué ser una excepción. Especialmente cuando hay tanta avidez internacional por el género en un público que ha disfrutado por años producciones de este tipo y tanto interés de los realizadores coreanos en volverse globales.
Si bien, “The Silent Sea”, no consigue en su contenido el rigor que promete visualmente: sí, hay problemas con la gravedad (“The Martian” y “Gravity” también los tienen), con la creación de materia y con la transmisión del sonido en el espacio (¿empiezo a enumerar filmes?), incluso con las condiciones en que el agua lunar puede replicarse o no. Pero, lo acierta en su estética: el diseño de la base, los trajes espaciales, los dispositivos de comunicación, el ambiente drenado de la Tierra, y el background técnico de los personajes.
También creo que los personajes pudieron tener un mayor desarrollo, considerando la habilidad de los guionistas coreanos para delinear y progresar buenos roles mostrada por años en sus producciones, y no porque los filmes o series de CF previas lo hayan hecho mucho mejor. Y porque Park Eun-kyo, el guionista de «The Silent Sea» es también el de «Mother» (2009), el multipremiado y conmovedor filme dirigido por Bong Joon-ho.
Ten cuidado con el deseo que pides a la Luna: puede devolvértelo en exceso.
En «The Silent Sea» asistimos a un futuro no tan lejano donde la Tierra ya no es azul. El planeta se encuentra desolado por una profunda crisis de sus recursos hídricos y la sociedad está jerarquizada en categorías de acceso al agua potable, reguladas por el Comité Nacional de Medidas de Supervivencia Humana. Estamos en presencia de uno de los subgéneros o temáticas que los críticos de CF califican como «thrillers de crisis de agua», donde se ubican novelas tan viejas como «La Sequía», de JG Ballard (1964), hasta la reciente «Thirst», de Benjamin Warner (2016).

En este contexto, se planea una misión espacial a la base lunar coreana Balhae, inhabilitada y vacía tras un (oficialmente declarado) accidente ocurrido 5 años atrás. La Agencia de Aeronáutica Espacial nacional busca recuperar posibles muestras de lo que allí se experimentaba, y reúne para ello una tripulación eventual comandada por el capitán Han Yoo Jae (interpretado por Gong Yoo), y como principal experta, la astrobióloga Song Ji An (Bae Donna), quien perdió a su hermana -responsable del enigmático proyecto Luna-, en el accidente de un lustro atrás.
El equipo lo forman la doctora Hong (interpretada por Kim Sun Young), el piloto Kim Sun (Lee Sung Wook), el co-piloto reemplazado a última hora, Lee Gi-Sun (Choi Young-Woo); el ingeniero jefe Ryu Tae-suk (Lee Joon); el jefe de seguridad Kong (Lee Moo Saeng); su asistente Kong SuChan (Jung Soon Won); E1 (Cha Rae Hyung) y E2 (Yoo Hee Je); y el circunspecto asesor, el señor Hwang (Yu Seong-Ju), único que previamente ha visitado la estación. La mayoría de ellos ha aceptado participar ante la promesa de elevar sus categorías hídricas. En la tierra, han quedado los representante de la AAE, la directora Choi (Gil Hae-yeon) y el jefe Kim Jaesun (Heo Sung-Tae), quienes guardan opiniones divididas sobre el manejo de la misión y las asumirán a medida que la historia se desarrolla. Y como es habitual, y aunque el papel sea tenue, ninguno de los actores decepciona.
De este modo la historia queda inmersa en un thriller espacial, pero sin abandonar nunca la perspectiva de la ciencia ficción, cuando la Luna les devuelve lo que añoran de una manera inesperada y siniestra.

Hay abundantes referencias visuales a otras obras de ciencia ficción, y en particular a las mismas protagonizadas por los actores principales. La ciencia ficción tanto escrita como audiovisual, es altamente propensa a la intertextualidad y las referencias, pero en este caso parece intentar cumplir una función de reconocimiento para el público poco habitual al audiovisual coreano.
Un tópico del género que ayuda a encajar la serie en sus límites, junto a la base espacial y los gadget asociado al agua lunar, es el personaje de Luna 073 (Kim Shi-Ah, excelente por segunda vez este año, luego de «Kingdom: Ashin of the North»). Ella es uno de esos oxímoron de la CF: el experimento más letal, en el más delicado recipiente; tal como ocurre en «Firefligh/Serenity» con River Tam (Summer Glau), o la Dorothy (Park Yerin) de «Space Sweeper». En la ciencia ficción, a diferencia del horror, este «gadget» está directamente vinculado a un experimento científico de gran connotación para la historia.

…No regrets, people! It’s Ok to Not Be Perfectly Ok.
La mayoría de la crítica negativa a «The Silent Sea» que he leído, está muy relacionada con la expectativa hacia algo que te venden como un thriller de terror espacial. Si estás esperando ver zombies espaciales, solo porque Gong Yoo y Donna Bae están en escena, te decepcionará. Puedes ver Breach (2020), con Bruce Willis, en Amazon Prime Video: creo que es el tipo de historia que buscas.
Para los lectores de CF y aquellos que se dicen habituales a las producciones hard del género, los que creen que la ciencia ficción es ciencia con make-up, puede parecerles fallida. Para los que creen que la ciencia es demasiado pasiva para mostrar el valor de una mujer al menos que dispare un blaster, maneje una moto y vista cuero negro, le parecerá muy anticuada en términos de feminismo.
Se le pide, pues, a la primera serie espacial coreana que tenga la tensión de “Alien”, el dinamismo novedoso de “The Matrix”, el apego a la ciencia de “2001, una odisea del espacio”, la crítica social de “Gattaca”, la profundidad psicológica de “Solaris”…Todo lo mejor de los filmes en una sola serie. Ah, y de paso, que supere en una semana el éxito alcanzado por «Squid Game».
Pero, acaso, ¿no le estamos exigiendo a los coreanos más lo que nunca ha dado, de a una y a la primera, la ciencia ficción audiovisual de ningun país?

En lo personal, me impactó la cantidad de escenarios creados para la estación lunar. Excelentes cinematografía y dirección de arte; también en la postproducción y animación digital desarrollada por los equipos de VFX; y la musicalización, con el OST interpretado por la Orquesta Filarmónica de Praga.
Por otro lado, aplaudo que en “The Silent Sea” los creadores coreanos, con un desarrolladísimo y probado músculo en el horror, dejasen a un lado el camino más fácil y se aventuraran en 8 episodios de un puzzle que genera tensión desde la intriga y no apoyándose en el suspense de una música estridente, saltos de la cámara y gritos aterradores de los personajes.
Si no logra todo lo hard que se podía, lo ha intentado y alcanzado mucho más que la mayoría de las producciones de televisión hasta la fecha. Y, no nos engañemos, porque la ciencia ficción dura jamás ha sido, ni siquiera en la literatura, la más producida, la más consumida, y mucho menos, la mejor acogida por las audiencias.

Por último no quiero dejar de apuntar el rol que pueden haber jugado en el desarrollo de la CF en Corea del Sur la participación cada vez más reclamada de sus actores en producciones del género de otros países. Desde la Sonmi451 de Bae Donna, hasta la por estrenar secuela de Capitan Marvel, con la presencia de Park Seo Joon; pasando por el T-1000 de Lee Byung-hun en Terminator Genisys (2015) y en la más reciente entrega del universo Marvel, «Eternals» (2021), el Gilgamesh del carismático Ma Dong-Suk (Don Lee). Sin dudas, su industria deben haberse enfocado en capitalizar el talento propio que otros ya han estado reconociendo y demandando.

Tras un largo tránsito por los thrillers y el horror, la CF coreana ha regresado en el 2021 a sus «wonderful days», retomando el tema del postcatastrofismo climático en clave de drama espacial, más ágil y liviana con «Space Sweeper», y más pausada y reflexiva con «The Silent Sea».
«The Silent Sea» no es perfecta: y está bien.
Ha sido otro pequeño paso para afirmar a las producciones surcoreanas en el terreno internacional y un gran salto (confío en ello) para la ciencia ficción que vendrá.
***FIN***