Nuestra relación de amor-odio con los clichés.
El romance continúa siendo el plato fuerte de los dramas asiáticos. Gran reto para los escritores de este género: quienes deben crear, con los mismos ingredientes, una y otra vez, un pastel que encante, endulce y satisfaga al espectador. Las convenciones o clichés muchas veces se asocian a la falta de creatividad y mediocridad, pero todos los géneros narrativos están configurados por patrones fijos que los tipifican y por ello atraen distintos tipos de audiencias.
Usted puede usar tinta de calamar, acelga y patatas, darle forma de una tarta de cumpleaños e incluso llamarla así, incluso habrá a quienes les encante (siempre hay alguien con Venus en Acuario por ahí :D), pero no espere que los aficionados a las panetelas con merengue le llamen dulce a su innovador plato. No hay nada negativo en comprender las convenciones y mucho menos en usarlas, siempre que éstas cumplan la función narrativa para la que se conciben, y no solo estén por añadir volumen a la masa.
Aunque existen pautas universales para el romance (el camino de crecimiento de dos personas a través del amor romántico), obviamente las culturas y tradiciones aportan peculiaridades al sistematizar un género. El baile de graduación de High School en EUA es relevante socialmente y se tornará un cliché en una comedia romántica juvenil de este país. No lo encontrarás en una serie coreana o una película hindú donde, con más probabilidad, se reiteren los protas asistiendo a citas a ciegas concertadas por terceros, o un matrimonio por conveniencia pactado desde la infancia.

La comedia romántica, que ya es un híbrido entre dos grandes géneros: la comedia y el romance, es también altamente hibridable. Particularmente si estamos hablando de producciones asiáticas, que no temen aventurarse con las más increíbles combinaciones para dotar de nuevos escenarios y obstáculos al amor entre sus protagonistas. Intentar una definición de estos subgéneros a través de convenciones puede ser bastante elusivo y de algún modo inútil para el espectador, quien disfruta ver las historias románticas, más aún de los actores y actrices preferidos, renovarse en sus distintas mezclas: hoy ver una ficción histórica, mañana una historia de fantasmas y pasado un apasionante thriller con mafia incluida.
Para un escritor, sin embargo, conocer los puntos más habituales de estas variaciones con los que tejer una historia de amor puede resultar muy facilitador en el proceso de escritura. Ello implica, en parte, desmontar las funciones dramáticas de sus clichés y encontrar hasta dónde es posible estirar las fronteras para que el cake siga siendo dulce.
Hoy, les propongo revisar las convenciones generales de la comedia romántica de oficina a partir de ejemplos que encontramos en los dramas coreanos en particular.
¿Hasta dónde llega la oficina?
Cuando decimos “oficina”, por supuesto que nos referimos a ese entorno laboral físico que soporta la historia romántica, contorneando los clichés generales del género y aportando sus matices propios. Por ejemplo, el famoso “contrato entre las partes”, muchas veces difícil de hacer verosímil en otros tipos de historias, se vuelve muy legítimo en este subgénero; mientras que el “encuentro en el elevador” más que un cliché es una escena casi imposible de evitar en un drama de oficina.

Sin embargo, el simple hecho de que ambos protagonistas trabajen en oficinas [“Run On” (Jtbc, 2021), “Personal Taste” (MBC, 2010)], incluso que compartan proyectos el mismo campo de trabajo [“Lie to Me” (SBS, 2011); «Shopping King Louie» (MBC, 2016) “Oh my baby” (TvN, 2020); “Oh My Ladylord” (MBC, 2021); “Hello, Me!” (KBS, 2021)] no debería ser suficiente para catalogarlo bajo este término. Tampoco que trabajen uno para el otro en un relación contractual cuando lo central de la trama está relacionado con un propósito ajeno a la relación laboral en sí misma, como en “Sell Your Haunted House” (KBS2, 2021) o “Hotel del Luna” (TvN, 2019), donde los paranormal y fantástico lleva el peso narrativo. Luego, debería ser significativa para la historia la presencia de las convenciones de un subgénero para atribuírsele.
El drama que se desarrolla en un entorno de empresa no tiene que contener una historia de amor, así como ocurre en “Miseang” (TvN, 2014), o tener de comedia solo pinceladas, dentro de un franco melodrama como en “Scent of A Woman” (SBS, 2011).

Llegado a este punto, podríamos convenir en que la comedia+ romántica +de oficina, en su hipotético y ya prácticamente indetectable estado puro, incluye:
- Un entorno físico laboral compartido por sus protagonistas que determina sus interacciones a través de roles, jerarquías, y actividades propias de este trabajo.
- Una progresión de los sentimientos románticos entre personajes hacia la aceptación mutua de estos sentimientos propiciada por dichas interacciones.
- Estas interacciones entre los personajes mueven a la risa mediante los recursos de la comedia (hiperbolización, contraste, coincidencias, chiste visuales, reducción del absurdo, etc.).
Obviamente, un romance de oficina que no pretenda ser comedia solo tiene que cumplir 1 y 2, en tanto una comedia de oficina que no busque el romance, tendrá que reflejar los puntos 1 y 3. Si el interés es crear un drama de oficina, pues tanto el punto 2 como 3 no serían obligatorios (aunque muy difícilmente se prescinda de ellos por completo.)
Espacios públicos, espacios privados, y jerarquías.
Encontramos que lo más común en la comedia romántica de oficina resulta la relación de poder asimétrica donde el protagonista ocupa la jefatura y la protagonista es la subordinada. Siglos de dominio masculino en el espacio público y puestos de dirección se condensan en este cliché.
Relaciones jefe-secretaria/asistente personal son las más típicas, como vemos en “The Secret Life of My Secretary” (SBS, 2019), “What’s Wrong with Secretary Kim?” (TvN, 2018), “Jugglers” (KBS2, 2017) y “Crazy Love” (KBS2, 2022). Una variación interesante, que rompe un tanto la retórica patriacal de este vínculo, lo constituyen las protagonistas guardaespaldas, como es el caso de “Protect the Boss” (SBS, 2011) y “Strong Woman Do Bong Soon” (JtbC, 2017). En “Touch Your Heart” (TvN, 2019), una mezcla de oficina con mundo de espectáculo televisivo -como también lo mezcla “The Producers” (KBS2, 2015) y “Sh**ting Stars” (TvN, 2022), por ejemplo-, la protagonista es una actriz que quiere aprender el rol de secretaria para interpretar el papel.

En otros casos, la protagonista trabaja como especialista subordinada en un área dentro del compañía. Aquí el equipo de colegas juega un papel aún más importante en propiciar las interacciones. Así sucede en “She Was Pretty” (MBC, 2015), “Gogh, the Starry Night” (SBS, Sohu TV, 2016), “Lucky Romance” (MBC, 2016), “Radiant Office” (MBC, 2017), “Introverted Boss” (TvN, 2017), «Level Up» (Dramax / MBN, 2019) “Her Private Life” (TvN, 2019), “Monthly Magazine Home” (JtbC, 2021) y “Business Proposal” (SBS, 2022); entre otros títulos. “The Queen of Office” (KBS2, 2013) presenta una variación interesante de esta jerarquía que a pesar de ser nominalmente jefe-subordinado, Ms Kim (Kim Hye-Soo), actúa desde el principio como su propia jefa, tal como en la serie original japonesa «The Pride of the Temp» [Haken no Hinkaku] (NTV, 2007).
Si bien no son tan frecuentes, la relación de jefa-subordinado, esta variación ha dado interesante títulos y no menos memorables noona-romance: “I Do, I Do” (MBC, 2012), “She Would Never Know” (JtBC, 2021), » y “Encounter” (TvN, 2018), aunque estas últimas no sean propiamente rom-com.
Por último, la interacción entre compañeros de trabajo sin una distinción jerárquica de puestos, aunque menos recurrentes en la trama central, se hace mucho más común en las subtramas y segundas parejas. Protagonistas en similar estatus, aunque unas o unos con más experiencia laboral y edad, aparecen en los dramas de oficina “AD Genius Lee TaeBaek” (KBS2, 2013), “Where Stars Land” (SBS, 2018), “Forecasting Love and Weather” (JTBC, 2022), y en subtramas de series con protagonistas múltiples como “Plus Nine Boys” (TvN, 2014), o en “Because This is My First Life” (TvN, 2017). Con seguridad, montones de parejas secundarias surgidas entre colegas de oficina vendrán a tu mente mientras lees estas líneas.

Este desbalance de poder en el espacio público (y también privado) constituye siempre un escollo para la historia y un incentivo para la audiencia. Mientras más grande el abismo entre poderes, el viaje será mucho más intenso y emocionante para conquistar ese espacio privado y plantar la bandera en el corazón del otro. Ese cambio finaliza con la extensión de la conquista al espacio público donde el puesto ya no es “secretaria/o” o “subordinada/o” de la compañía Tal, sino esposa/o (o al menos la pareja oficial) de Sr./Sra. Mascual. Entendiendo el valor social que tiene el matrimonio para la cultura coreana (y en otros países del área), este cambio no representa poca cosa en términos de estatus.
Convenciones ineludibles para temas inagotables.
Como comedia romántica, las de oficina se ajustan a los clichés y convenciones de la rom-com como cualquier otra temática o subgénero, pero algunos de ellos adquieren mayor relevancia o presencia en sus historias. Revisemos cinco de estos.
- Todos los jefes son arrogantes y/o inaccesibles, especialmente si es el protagonista. Por regla general, las heroínas (y algunos héroes) de los dramas inician con una pésima relación con sus jefes quienes no aprecian su trabajo, aunque, careciendo realmente o no de habilidades, ellas siempre le pongan su mayor esfuerzo. Este es el emplazamiento inicial de un arco de progresión que termina con el empoderamiento femenino y un cambio en la actitud y comportamiento de quien dirige, sine qua non si se trata del protagonista.

- Un elevador puede ser el sitio más vergonzoso de la Tierra. Todo tipo de cosas para poner a los protas en aprieto ocurre en estos breves minutos, incluso segundos, en los que entras y sales de esta caja metálica. Desde enterarse de rumores, encuentros no deseados (lo que llega al paroxismo si además el ascensor deja de funcionar), hasta no poder escapar de una pelea entre equipos.

- Competencias por el desempeño, plagios, y boicot de proyectos entre colegas, equipos y/o compañías rivales son la sal y la pimienta para los giros de estas historias.

- La carta de renuncia muchas veces es la carta de “más me comprometo”. Estas cartas casi nunca son aceptadas, e incluso si lo son, terminan por involucrar más aún la relación entre protas.

- Las/los colegas de oficina son la fuente vital de subtramas, humor y constatación de la evolución de los protagonistas: el chisme es el combustible sostenible de la comedia de oficina. Si quieres escribir una, préstale mucha atención a los personajes secundarios y subtramas que rodean a los protagonistas en el trabajo. Cuando el humor baje en la relación principal opacada por el drama del romance, serán sus colegas, más que nada, quienes mantendrán la comedia en el plato.

Si hay un tropo en el drama asiático que tiende a irritar al fandom es el de la separación antes del final. Ese “giro” donde ella o él deciden viajar por una beca, un curso que siempre ha querido hacer, una asignación de la compañía en una sucursal lejana, un voluntariado…lo que sea, para tener a la pareja separada por varios meses. En el caso de la rom-com de oficina este desplazamiento creo que adquiere bastante significado, no solo para testar el valor de amor en la distancia para dos personas que se han estado viendo más de 12 horas casi todos los días de la semana, sino que, por lo general, contribuye significativamente al equilibrio de poderes entre los protas.
Recordando que, como lo describe Robert McKee, “una convención es lo que la audiencia espera, no es una regla para la creación”, la comedia de oficina supone ciertas prefiguraciones, pero no deja de ser un tópico al que le caben un montón de contenidos que muevan a la risa, aleteen en nuestro plexo solar, y también destaquen puntos críticos, universales y de actualidad.
Estrés laboral y burnout, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, violencia laboral (física, psicológica, mobbing, acoso y agresión sexual), liderazgos disfuncionales, despidos y contrataciones…todo un mundo de conflictos que este subgénero puede abordar. Temas que son parte de la vida cotidiana de millones de trabajadores, ya son reflejados en los kdramas desde hace varios años, aunque el cenital de la trama continue sobre el amor de los protagonistas, para que siga siendo, definiciones aparte, un romance de oficina.
***Fin***